miércoles, 19 de diciembre de 2012

Un murciélago blanco como el algodón




¿Sabías que existen murciélagos blancos como el algodón? Pues te presentamos al Ectophylla alba, un pequeñín de alcanza si acaso los 4 centímetros y que pesa apenas 7 gramos. Son como bolitas de algodón que durante el día se refugian en unas “carpas” que ellos mismos construyen.

Este peculiar murcielaguito que habita en las zonas húmedas de Honduras, Nicaragua, Costa Rica y el occidente de Colombia,  tiene un pelaje de color blanco, son como bolitas albinas a excepción de sus orejas, su nariz y sus patas que son de un bonito color amarillo. Y es capaz de cortar las grandes hojas de plantas como las platanillas y bijaguas de manera de construir una especie de tienda de campaña vegetal para protegerse. De esa manera se camuflan, pues al tener el pelaje blanco y esconderse dentro de las hojas verdes pasan desapercibidos no sólo para sus depredadores sino también se protegen de la lluvia y del sol tropical.

Durante las noches los murcielaguitos de algodón se agitan y salen volando de sus refugios en busca de su alimento: frutas, especialmente higos que son sus favoritos.

Viven en comunidades de aproximadamente 10 miembros. Pero ocurre algo curioso, cuando el Ectophyllia alba tiene crías (una madre de esta especie puede tener hasta 2 bebés murciélagos al año) la pequeña colonia cambia su distribución, pues al nacer las crías solamente se quedan las hembras y un único macho a habitar en ella; esta es la razón por la que a veces se pueden encontrar también colonias exclusivamente conformadas por machos.

Las crías del murciélago blanco llegan a este mundo con el pelaje grisáceo y son capaces de volar a partir de los 20 días de nacidas. Cuando alcanzan los 35 días ya son similares en tamaño a sus padres y también gozan de ese  color característico blanco del pelaje de los adultos de esta especie.

¿No son maravillosos?


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