Murciélagos afectados por el Síndrome de la Nariz Blanca
Seguramente muy pocos de nosotros hemos escuchado de un tal Geomyces destructans, nombre científico que se le ha dado a un hongo letal que ya ha aniquilado a cerca de 6 millones de murciélagos en 16 entidades de los Estados Unidos y en 4 provincias de Canadá. Este hongo, de origen europeo, es el causante del White Nose Syndrome (Síndrome de la nariz blanca), una enfermedad que ha atacado agresivamente a los murciélagos norteamericanos y que amenaza con propagarse hacia el Sur del continente de no tomarse las medidas necesarias.
La primera vez que se tuvo noticia de este letal hongo y de sus impactos sobre los murciélagos fue en el año 2006 en la Cueva de Howe, ubicada al norte del estado de Nueva York, la cual es visitada anualmente por muchos turistas. Los murciélagos de esta cueva comenzaron a presentar síntomas atípicos: una especie de capa blanca comenzó a cubrir sus narices al tiempo que sus alas sufrían extrañas lesiones y, por si fuera poco, los murciélagos víctimas del hongo empezaron a mostrar una actividad acelerada que los hacía salir de su cueva durante el día, a plena luz del sol, e incluso a volar fuera de ella en medio del invierno cuando se supone que deberían estar hibernando. Los pobres murciélagos víctimas del Síndrome de la nariz blanca, además de hallarse en un estado de franco deterioro físico, estaban gastando sus energías vitales a un ritmo acelerado lo que los conducía inevitablemente a una pronta muerte.
Con el paso de los años el Síndrome de la nariz blanca se ha propagado vertiginosamente por el territorio estadounidense y canadiense, y recientemente se encontraron casos en el sureño estado de Missouri, al otro lado del río Mississippi.
El equipo de investigadores del profesor Craig Willis de la Universidad de Winnipeg (Canadá) ha llegado a la conclusión de que el hongo mortal es de origen europeo: "Sabemos que el hongo puede sobrevivir y permanecer en el medio ambiente en equipos de escalada y en botas y zapatos y artículos similares, así que es posible que alguien lo haya llevado a esa cueva del estado de Nueva York", comentó Willis. No es descabellado pensar que los turistas europeos que visitaron las concurridas cuevas norteamericanas se trajeron involuntariamente consigo este hongo que si bien es inofensivo para los murciélagos de Europa –afortunadamente no se han informado casos al otro lado del Atlántico- resulta fatal para los quirópteros americanos.
También se sabe con certeza que la enfermedad no se transmite a los humanos, sólo la sufren los murciélagos. Ahora que los científicos han detectado el posible origen de la epidemia, la pregunta lógica es ¿qué se puede hacer para proteger a los quiróteros? Pues, como todos sabemos, ellos desempeñan una función crucial en la cadena alimenticia al comer insectos y así proteger los cultivos que sirven de alimento a la humanidad entera.
"Todavía no hay mucho que podamos hacer más allá de asegurarnos de que no empeoramos las cosas propagando el hongo", concluyó Craig Willis.
Confiemos en que los estudios del equipo del profesor Willis, así como los de muchos amantes de los murciélagos en otras partes del mundo, ofrezcan muy pronto soluciones para esta problemática que ahora mismo afecta a los murciélagos pero que a la larga nos puede afectar a todos. Estaremos muy atentos de cualquier novedad.
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