Una hermosa iniciativa del Museo de
Granollers ha contado con el apoyo del Ayuntamiento de Barcelona, Cataluña,
para construir veinte nidos para murciélagos urbanos ubicados en cuatro de los
parques más céntricos de la Ciudad Condal.
Los “nidos” son de forma cilíndrica y
cada uno de ellos tiene capacidad para albergar a unos 40 murciélagos para que
cómodamente, como es su costumbre, se puedan colgar cabeza abajo. Además, los
refugios están orientados hacia el sur, lo que garantiza una entrada para la
energía solar durante la época de hibernación y así no pasen tanto frío.
También tomaron en cuenta el diámetro de las entradas a los nidos, los cuales
están semicubiertos con una piedra que permite la entrada y salida de los
quirópteros pero no la de sus depredadores.
"No podemos dejar que se
marchen", explicó a la agencia noticiosa EFE el especialista en Ciencias Ambientales,
Sergi García, quien recordó que la presencia de los murciélagos urbanos catalanes
es muy beneficiosa para los humanos pues estos mamíferos voladores "se
alimentan de mosquitos y de orugas de la procesionaria, dos animales muy
molestos, el primero para los humanos y el segundo para los pinos”.
Los murciélagos han vivido en
Barcelona -como en tantísimas otras ciudades del mundo- durante siglos; pero a
los humanos les suele incomodar la presencia de estos inquilinos voladores en
las grietas de sus casas y edificios por lo que han optado por sellarlas o por
hacer nuevas construcciones de hormigón y cristal que impiden que los
quirópteros encuentren allí un hogar. Esto ha ocasionado una migración
importante de murciélagos hacia las zonas rurales, ya lo vemos: el déficit de
viviendas no es un mal que aqueje exclusivamente a los humanos en las ciudades
de hoy día.
Los murciélagos citadinos tienen también
derecho a una vivienda y es loable que los organismos públicos y privados
decidan echarles una mano para que puedan seguir conviviendo junto a nosotros
en las urbes. En una próxima etapa se construirán nidos similares en otros
parques de L'Hospitalet de Llobregat y Viladecans entre otras localidades catalanas
que están dispuestas a sumarse al proyecto.
Esperamos que el ejemplo sea seguido
pronto en muchas otras ciudades del mundo.
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