lunes, 9 de julio de 2012

La astucia de los muciélagos


Rana Túngara (Physalaemus pustulosus)

Existe un sabio dicho popular que reza: “le metieron gato por liebre”, el cual se refiere aquellos sujetos cuya ingenuidad los lleva a confundir una cosa con otra muy distinta. Tratándose de comida esto es delicadísimo, pero ya sabemos que el gato por liebre se aplica (la aplicamos los humanos y nos la aplican constamente) en los más diversos escenarios. Sin embargo, un reciente estudio llevado a cabo por un equipo de científicos del Smithsonian Tropical Research Institute de Panamá ha demostrado que a los murciélagos no hay forma de confundirlos para hacerles creer que comerán gatos mientras juran que son liebres.

En el mencionado estudio se utilizaron murciélagos de labios con flecos (Trachops cirrhosus) y ranas túngaras (Physalaemus pustulosus), quienes en la selva panameña, noche a noche, llevan a cabo una escena característica de la cadena alimenticia y donde casi siempre resulta victorioso el mamífero alado. Pero la pregunta es: ¿Cómo hacen los murciélagos para no confundir su deliciosa presa con otras ranas y sapos venenosos similares en forma y tamaño que pululan por la jungla panameña? Y la respuesta es: gracias a un cálculo de última hora que a toda velocidad hace el murciélago antes de hincar el diente definitivamente a su comida.

En ese fugaz cálculo -donde se juega y se salva la vida a la vez- el murcielaguito utiliza la ecolocación, el tacto y el gusto. Fueron ocho los quirópteros que participaron en el experimento y a ninguno de ellos hubo manera de meterle gato por liebre (o ranita venenosa por ranita inofensiva, en este caso). Incluso intentaron engañarlos al colocar a ranas túngaras pero cubiertas con una sustancia venosa; pero los murciélagos apenas las tocaban las escupían a toda velocidad, segregaban inmediatamente –para curarse en salud- una sustancia en la saliva que servía de neutralizador para la toxina y así impedían que el veneno causara efecto y les garantizara una muerte lenta y dolorosa.

Murciélago rechaza a la rana

Intentaron también en el mismo experimento con sapos venenosos camuflados con una banda sonora que reproducía los cantos nocturnos característicos de las ranas túngaras; y una vez más los murciélagos, haciendo gala de su ecolocación y su astucia, se acercaban al sapo y descubrían rápidamente que el tamaño y la forma de la presa no eran el de la cena que buscaban, así que seguían de largo.  Sin embargo, todas y cada una de las inofensivas ranitas túngaras que participaron en la experiencia fueron reconocidas y atacadas por los 8 murciélagos de labios con flecos.

Murciélago reconoce a la rana y la atrapa.

"Nuestro estudio sugiere que la evaluación de la presa en el último instante minimiza el coste de los errores", aseguró un vocero del Smithsonian Tropical Research Institute de Panamá. Ojalá los humanos estuviéramos dotados de esa misma capacidad para evitar a última hora que nos metan gatos por liebres. 

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